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F. 29r Cuaderno Inicial

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Transcripción

M en tinta y lápiz de JER. Símbolo del código ideográfico: el estado-Glauco (línea horizontal azul).

Aparte de los caracteres de una sola pieza (no los hay en el sentido riguroso de la palabra) hay en c/u de nosotros tendencias de toda especie, todos los contrarios posibles, y entre esos contrarios todos los matices intermedios, y entre estas tendencias todas las combinaciones. Es que el yo no es solamente una memoria, un almacén de recuerdos ligados al presente, sino un conjunto de instintos, tendencias, deseos, que no son sino su constitución innata y adquirida que entra en acción. La memoria es el yo estático; el grupo de tendencias, el yo dinámico.

Si en lugar de seguir la concepción de un yo-entidad (prejuicio que la educación tanta más que el pretendido testimonio de la conciencia no ha inculcado) se quisiera tomarlo tal como es, es decir como una coordinación de tendencias y de estados síquicos cuya causa invipróxima debe ser buscada en la coordinación y el consenso del organismo, no se extrañarían esas oscilaciones (incesantes en los caracteres móviles, raros en los caracteres estables) que durante un tiempo, largo, corto y á veces casi imperceptible los muestran en persona bajo una nueva faz. Un estado organi (h.c) una influencia exterior refuerzan una tendencia; ella se convierte en centro de atracción hacia el cual convergen los estados (h.c) tendencias. Directamente asc asociados; después las asociaciones aumentan: el centro de graveda(h.c) del yo se ha dislocado y la personalidad ha llegado a ser otra. ¨2 almas- decía. Goet(h.c) habitan en mi pecho. “ No dos solamente. Si los autores no han hablado con frecuencia de esos dos yo, la experiencia vulgar, más rica, nos muestra muchos c/u de los cuales excluye a los otros cuando ocupa el primer plano(h.c)

A veces Glauco aparece y desaparece en mi espíritu como un relámpago, como uno de sus recuerdos fugacísimos que esquivan en un sesgo atardecer en el movimiento asidor de la atención

“Nuestro yo, según las épocas. Es muy(h.c) diferente de sí mismo: según la edad los diversos deberes de la vida, los sucesos, las excitaciones del momento, tales complexus de ideas que, en un momento dado, representan el yo se desenvuelven más que otro y se colocan en primer rango. Somos entonces otro y sin embargo el mismo, Esta circunstancia debería tener por resultado, no solamente la inconsistencia y la escisión del pensar y el querer, pero sino tambi{en la ausenci(h.c) completa de energía pª c/u de esas faces aislada(h.c) del yo, si en todas esas esferas no hubiese una vuelta más o menos clara para la conciencia de algunas de esas direcciones fundamentales.” (Griesinger) - El orador que(h.c)

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